Victoriano Sánchez Arminio: Mudo testigo de la gloria

Felipe Badía repasa la carrera del arbitro Victoriano Sánchez Arminio en un cuento

Primer capítulo de Silbato de oro, un relato de Felipe Badía sobre la vida del árbitro cántabro Victoriano Sánchez Arminio, mundo testigo de la gloria, que comenzó trabajando en una zapatería y acabó llegando a lo más alto en el mundo del arbitraje.

I

REMENDÓN

¡Buenas tardes…! Siempre lo digo, aunque sea de mañana, porque siempre llego con retraso, menos cuando tengo que presentar una historia, la que toca hoy, que la de mañana ya hablaremos llegado el día, se refiere a un mozalbete natural de la ilustre, señorial y noble ciudad de Santander, título otorgado a esta villa en el año 1755 por el rey Fernando VI, especialmente aficionado, como la gran mayoría de los chavales de su edad, al fútbol, actividad deportiva consistente en dar puntapiés, en ningún caso, en las “espinillas” de los rivales, jejeje, hace “pupa”, sino a un balón esférico de cuero cosido, con costuras, que mojado se vuelve tan pesado como un buey tudanco y tan duro como una puerta maciza de roble si se golpea con la testa.

Este deporte, que empezó a jugarse en los colegios ingleses a partir del siglo diecisiete, si es que hace más o menos veinte siglos los chinos no fueron los legítimos pioneros, se practica entre dos conjuntos de once jugadores vestidos con camiseta de manga larga, calzón corto, medias hasta las rodillas para cubrir, en el fútbol moderno, las espinilleras y borceguíes de un material resistente al agua y al barro.  

Uno de estos futbolistas, buen mozo, por supuesto, tiene que situarse obligatoriamente como portero, entre los tres palos, pero solo uno, y diez más, son jugadores de campo, podrán alinearse como defensas, medios o delanteros, dependiendo del sistema de juego dispuesto por el entrenador del equipo. El guardameta, dentro de su propia área de penalti, puede detener el balón con las manos o con cualquier parte de su cuerpo para evitar que entre en la portería y así el equipo contrario no marque un gol que le lleve a conseguir la victoria y los puntos del partido. Un árbitro, vestido de riguroso luto, que hace sonar el silbato con autoridad ¡piii…!, y dos auxiliares, agitando los banderines blancos o de colores fluorescentes, se ocupan de hacer cumplir, a rajatabla, el Reglamento de Fútbol de la “International Board”, ¡piii!, sin que por ello deba peligrar la integridad física de los contendientes, jejeje, ni tampoco la suya propia.

Como tantas veces, con impaciencia, terminó de colocar las cajas de zapatos en el almacén y de ordenar el escaparate de la zapatería donde trabajaba como dependiente. “Vitoriano”, apresuradamente, se subió a la cochambrosa bicicleta que tenía amarrada en la barandilla de las escaleras de la Cuesta del Hospital, al lado de la mula de Aniceto, el carbonero, sujetando encima del guardabarros trasero los bártulos necesarios para arbitrar en los Campos de “Miramar” del Alta un partido de fútbol juvenil del Torneo “Los Barrios” patrocinado por el Diario “Alerta” de Cantabria. 

–Arbitrucho, ¿no te has enterado que ha sido un penalti como la Catedral de Burgos? ¡Cómprate unas gafas de madera, so burro! ¡Ves menos que un gato de escayola! ¡Jajaja…! 

–¡Piii…! Mamá, buaaahhh, voy a dejar el arbitraje, buaaahhh, hay que aguantar demasiadas tonterías e idioteces, qué arbitre su padre, aunque me guste mucho actuar como juez deportivo. Es extraño, jajaja, me divierto pisando los charcos, jajaja, como un niño, para salpicar a la gente, pero también me preocupan y me asustan las cosas tan feas y las cochinadas que me dice el público. Mira, no soy ningún miope, ni cegato, tengo vista de lince, no uso gafas, dedicaré el tiempo libre a otra afición más segura y agradecida. Hoy, en Sarón, en ese “patatal” que está en un alto cerca del ferial, tiene los vestuarios alejados del terreno de juego, en el partido en el que he actuado este domingo como juez de línea, un señoruco calvo, con bigote, podía ser el cura del pueblo, amén, o el veterinario, o el maestro, o puede que fuera el alcalde pedáneo, me ha llamado de todo menos guapo, ya sé que no tengo un rostro de modelo de revista del corazón, no hace falta que me lo recuerden cada dos por tres, pero tampoco, jajaja, soy más feo que Picio, no se ha mirado al espejo, jajaja, el garrulo “caracartón” que me insultaba. También me llaman “orejas de burro”, iahhh, iahhh, y como un disco rayao nos repiten que nos van a tirar al río de una patada en el culo. En fin,”se cree el ladrón que todos son de su condición”, jejeje, mamá, por un oído me entra y por el otro me sale pitando. ¡Piii…!

–¡Mozu, como güelvas, a levantar la banderola p´arriba te la voy a meter por onde termina la espalda, jajaja, y dimpués vas a ir de cabeza al río Miera con las truchas –gritaba, otra tarde, encaramado en lo alto de un castaño un exaltado pueblerino con cara de quesada pasiega requemada. 

–Piii…! He pasado algo de miedo, mamá, ¿por qué no me enseñasteis a nadar de niño cuando íbamos a la playa de “La Maruca” a pescar cámbaros y quisquillas? Además, el agua tenía pinta de estar con-ge-la-da, son tan maleducaos, que tampoco tuvieron la delicadeza, jejeje, de preguntar si ya me había hecho la digestión. En ese río, que yo sepa, despareció hace varios siglos, “Pacuco”, “El Hombre Pez” de Liérganes, y todavía lo andan buscando, jejeje, por la Bahía de Cádiz. Espero que no fuera árbitro de fútbol como yo, buaaahhh, me parece que en aquella época jugaban los chavalucos a tirarse con piedras o a saltar el río apoyados en una vara de avellano. Estas próximas vacaciones de verano, si no quiero llevar salvavidas y manguitos a los partidos, me apuntaré a clases de natación y de buceo en el “Complejo”, porque esta misma “canción” me la han repetido en los campos de fútbol de Selaya, Toranzo, Cicero, Mioño, Sámano, Santoña y en otros sitios que ahora mismo no recuerdo.

–Calma, “Vitoriano”, no te aceleres, en Santoña nunca te podrán arrojar al río porque es puerto de mar con marismas, humedales, patos buceadores, garcetas, cormoranes y ánades reales que hacen escala cuando emigran en otoño hacia el continente africano, como mucho te habrán dicho que, si gana su equipo, jajaja, te van a regalar unas latucas de Anchoas “Lococo”, la anchoa que sabe a poco –respondió Esperanza, su madre.

–¡Piii…! ¡Qué más quisiera yo…! Que me venga a la memoria ahora mismo, me han tirado con mecheros, con monedas de dos reales y de peseta, con patatas podridas, con castañas asadas, con botellines de agua llenos y vacíos, con trozos de pan y de tortilla francesa poco hecha, jejeje, con tomates verdes, con huevos de kika, con cabezas de sardina, con una pata de pollo cocido, con colillas de cigarros encendidas y, los muy capullos, me han enchufado en la espalda con vino tinto de la bota. No me importa, me llaman muerto de hambre y “saco de huesos”, la verdad es que no ando sobrao de kilos, así estoy más ligero y puedo salir pitando, jajaja, y también resulta más complicao acertar en la “diana”. Un día, con suerte, pillé una moneda de cinco duros, llena de barro, en la yerba, me agaché con disimulo, la cogí y me la guardé en el bolsillo del pantalón para comprarme un refresco y un paquete de patatas fritas. Seguramente, jejeje, se le habría caído al tesorero que vendía las tiras para la rifa de una paleta de jamón serrano. De reojo, seguí mirando, desdichadamente, no vi ningún billete de veinte “pavos” entre los tréboles ni las margaritas del césped, ya sabemos que los pasiegos son tacaños pa sus cosucas, pero “güenos” negociantes pa vender las vacas y los pollucos a sus vecinos de los valles de Toranzo o de Trasmiera.

–¿Habrás traído el chisquero a casa…? ¡Jejeje…! Nos vendrá como anillo al dedo para encender la lumbre de la cocina cuando se nos acaben las cerillas. ¿No te han lanzado con ningún sostén ni con ningún picardías, jejeje, como a ese famoso torero, “yo por mi hij-ja ma-to”, que sale tanto en los programas del corazón de la “tele”? Bueno, date prisa, vas a ir, enseguida, antes de que cierre, a Cuatro Caminos, a la carnicería de tu amigo Arturo Cabarga, para comprar un kilo de carne picada de aguja de ternera, tres chorizucos picantes, una morcilla de Villarcayo, un trozuco de tocino y un hueso de jamón serrano para preparar un buen cocido lebaniego con garbanzos de Potes, ya sabes que mañana vienen a comer los tragones de tus primos de Maliaño. Ah, no te entretengas en el Bar “La Braña” de “Paco”, jejeje, donde os juntáis los arbitruchos para contaros vuestras “batallitas”. 

 

–¡Piii…! Mamá, ese señor que nombraste antes de Anchoas “Lococo”, las vende, no las regala por los saraos madrileños como el presidente de Cantabria, gasta muy malas pulgas, el sábado pasado desencajó de un puñetazo la mandíbula a un compañero atlético y fortachón. No me lo podía creer, al “pobre” “Paco”, es oficial cantero especializado en el troceado de los bloques de piedra, le tuvieron que ingresar varios días en la Clínica “Madrazo” para volvérsela a colocar en su sitio. ¡Tarjeta roja! Esa semana, como tenía previsto, no podrá terminar la fachada de una casona montañesa en el municipio de Parbayón.  

–¡Vaya susto! ¡Estará muy preocupada su familia! ¿Qué tal se encuentra? –quiso saber su madre. 

–¡Piii…! Esperamos que muy pronto, de momento solo puede tomar líquidos con una pajita, puré de verduras, batidos y zumos de fruta, como los bebés, jejeje, pueda volver a zampar esos imponentes chuletones de vaca pasiega o cabrito asado al horno de leña que tanto le gustan. Menos mal, no es normal que sucedan estos actos incívicos en un deporte que se practica para fomentar, sobre todo, el espíritu deportivo y el ejercicio físico. El señor de las anchoas, “presi” del club santoñés, está muy arrepentido, “de los arrepentidos se sirve Dios”, jejeje, pero casi le deja tonto al currante de la “paleta”. ¿Esta gente no se dará cuenta de que, al día siguiente, “de tejas abajo, cada uno vive de su trabajo”, hay que ir a currar? Por supuesto, es un pésimo ejemplo para los jóvenes de la cantera y para los aficionados al fútbol de esa localidad. Es importante contar hasta diez, no actuar en caliente, antes de cometer actos de los cuales luego haya que lamentarse de por vida. Por tanto, si no soportas que tu equipo pueda perder, los árbitros somos humanos y nos equivocamos como todo bicho viviente, no metemos goles, ni damos patadas, ni tiramos penaltis, ni sacamos faltas, etc., es mejor que no vayas al fútbol y te dediques a otra cosa. ¡Tarjeta rojísima! ¡A la calle…!

–Es cierto, hay mucho pirao por ahí suelto –sentenció su madre–. Termina esta temporada, cumple con el compromiso que adquiriste con el máximo dirigente de los colegiados, y al final, decides, para que no te veas obligado a dar marcha atrás después de las vacaciones de verano. Puede que únicamente estés pasando por una mala racha pasajera, esta última semana ha soplado el viento sur, la gente se trastorna, se altera por la más mínima tontería. Otra cosa, no olvides que esta tarde tienes que arbitrar en la Segunda Playa de “El Sardinero” a los alevines del Bar “Melquiades” y de la Peña “Óscar”, coge el silbato y las tarjetas que dejaste encima de la mesita de tu habitación y lleva unas piezas de fruta para comer en el descanso, hoy apenas almorzaste. Como consejo, te lo repito siempre, ya sabes, pita lo que veas y no hagas caso de lo que te diga la gente. ¡Sueeerte…! 

–¡Piii…! Solo me faltaba que, para arbitrar a los niños, jejeje, necesitase las tarjetas de “visita”, obedecen y atienden, sin rechistar, mis indicaciones, jejeje, por la cuenta que les trae. En más de una ocasión se las tendría que pasar por las narices a los padres y a los familiares de los chavalucos, ayudan muy poco a los árbitros y a los niños con sus comentarios, ¿así piensan educar a sus hijos?, que no paran de berrear como cafres. La mayoría de los espectadores no se han leído ni la Cartilla de Paláu de Parvulitos, jajaja, cómo pa pedir que sepan el Reglamento de Fútbol. En muchas ocasiones, siento vergüenza ajena, por cualquier tontería, discuten con los padres de los chavales del equipo contrario. He visto cómo hombretones se empujan, se dan patadas, paraguazos o se agarran por el pescuezo, y cómo las mujeres se pegan bolsazos, se tiran del moño o se arañan. ¡Tarjeta roja! Señoras, para perder el tiempo de esta manera, jajaja, estarían más guapas en casita cocinando, fregando los platos, poniendo la lavadora o planchando las camisas de sus queridos maridos -comentó el joven colegiado.

–¡No te rías…! ¡Jejeje…! ¡Vaya machista! Sé que lo dices de cachondeo, vas a las manifestaciones del “Día de la Mujer”, el 8 de marzo, porque si no te voy a dar un zapatillazo en el trasero.  La educación, no lo dudes, comienza, y también tendría que terminar en casa, los padres son los primeros maestros, “los niños aprenden lo que viven”, principal ejemplo para sus hijos. Algunos progenitores, mal que nos pese, son unos insensatos y unos necios incoherentes que no saben ni lo que dicen ni lo que hacen. Sería interesante, lo he propuesto en la Federación Cántabra de Fútbol, que se crearan “escuelas de padres” en los clubes de fútbol. En Holanda, me ha parecido escuchar en las noticias, jejeje, que los familiares tienen orden de alejamiento de sus hijos mientras se disputan los partidos a lo largo de todo el campeonato. No sería mala idea que se marchasen de paseo o de compras y que no regresasen, para recogerlos, hasta que el colegiado no señalase el final del partido. Por el bien de los menores y de la sociedad en general, esperamos que algún día entre la cordura a toda la ciudadanía -afirmó la madre del aprendiz de árbitro-. Como colegiado, mejor, no merece la pena tomarse al pie de la letra las amenazas ni los insultos, pero hay que estar ojo avizor, nunca se sabe cuándo puede saltar la liebre. Importante, por favor, si vas de auxiliar, no te alejes del árbitro, no le pierdas de vista, tampoco hace falta, jajaja, sería demasiado, que le cojas de la mano. Por supuesto, como os han dicho en el Colegio de Árbitro, negaros a arbitrar si no acude una pareja del cuartel de la Guardia Civil del pueblo, aunque pueda haber algún forofo infiltrado con tricornio, su sola presencia, y se quede en el ambigú tomando un café, intimidará los más valientes y violentos.

 

–¡Piii…! Otro señoruco de Pujayo, preciosa localidad, con cara de avinagrao o de no haber ido al retrete por lo menos en una semana, con la boina encajada a rosca hasta las cejas, en las instalaciones deportivas del C.D. Torina de Bárcena de Pie de Concha, levantando una gruesa garrota de avellano con la que pastorea las vacas y las cabras, en tono amenazante, decía voz en grito, para que le escucharan sus vecinos, que me iba a partir la crisma. No sé qué es eso ni en qué parte de mi cuerpo serrano se ubica, jejeje, pero suena muy doloroso. Un jubilado, se podía haber lesionado, cuando dejó de lloviznar, jejeje, también me quiso zancadillear con el mango del paraguas, pero salté, quedándose con las ganas de verme rodar por los suelos. En Reinosa, capital del Valle de Campoo, la “Benemérita”, “todo por la patria y por los árbitros”, jejeje, tuvo que aparcar el Land Rover oficial en el centro del campo, que por cierto estaba nevado, para sacar en volandas al árbitro y a los jueces de línea de las instalaciones deportivas del C.D. Naval. Después, varios aficionados campurrianos, no parecía que tuvieran intención de regalarnos unas pantortillas de “Casa Vejo” ni un surtido de galletas “Cuétara”, jejeje, nos persiguieron en sus vehículos hasta el cruce con la carretera de Requejo -saludos amigo Luis A. Balbás del “Dúo Requejo”-, antes de bajar para Santander por las imponentes curvas de las Hoces de Bárcena. En Molledo Portolín –"...es tanta la virulencia que lleva el ferrocarril..."–, jejeje, con algún abollón en la carrocería, recogimos, por fin, el utilitario que nos acercó hasta allí un guardia civil de paisano. ¡Gracias agentes!  

–Atiende, si peligra la vida del “artista”, jejeje, “el cementerio está lleno de valientes”, “barre” para casuca, por tu propia integridad física y psíquica, saca la “aspiradora” más moderna y potente que tengas a mano –le aconsejó la madre del chaval.  

–¡Piii…! Exactamente, eso mismo nos lo dicen en el Colegio de Árbitros, los “profes” nos advierten que nos vamos a encontrar con veintidós jugadores, con técnicos, con directivos y con aficionados que nos van a tratar de engañar por todos los medios a su alcance para que gane su equipo. Yo no soy el más listuco de la clase, jejeje, pero no es fácil darme gato por liebre. Es cierto, menos mal, que estoy haciendo buenos amigos por Cantabria y parte del extranjero, jejeje, en el mundo del fútbol, pues la inmensa mayoría de los parroquianos son buenísimos paisanos, pero como en cualquier olla ferroviaria, siempre hay un garbanzo negro que nunca será suficiente para estropear un cocido lebaniego. Espero que cuando arbitre en categorías superiores, por otros países y continentes, esto ya sea historia, y el público se haya civilizado y se comporte como es debido.

–En los estadios de Primera División, recientemente, han instalado alambradas y vallas, como en los zoológicos para las bestias, y fosos con agua, sin cocodrilos ni medusas, jajaja, como en los castillos de la Edad Media, para impedir que los seguidores ultras de los clubes de fútbol salten al terreno de juego -aseveró la señora de la casa-. Ahora mismo, no me puedo entretener más, voy a recoger los platos de la cocina y a quitar la grasa del horno, enseguida iré a la plaza para comprar fruta y verduras, ya sabes que mañana te toca a ti fregar el retrete y sacar brillo a los cristales de las ventanas de la terraza. Ojalá que muy pronto las chicas también arbitren partidos de fútbol y no tengan que soportar tantas impertinencias y sandeces como los varones, aunque visto lo visto, tal como está el panorama, no sabría qué decirte…. 

–¡Piii…! Qué no les pase nada a las pobres si tienen que aguantar lo mismo que nosotros, “no hay mejor desprecio que no hacer aprecio”, me estoy temiendo, como te decía antes, que esos impresentables de siempre las mandarán a casa a fregar los pucheros y a sitios peores. Mi compañero-profe, José Luis Olavarría, gran enseñante, nos da buenos consejos, nos sugiere, no es lo más recomendable, que, si nos insultan, que respondamos, educadamente, por ejemplo, de la siguiente manera: “…no lo vas a ser tú solo”, si te llaman algo muy grave, jejeje, “a palabras necias, oídos sordos”, también nos dice, se entiende, que dejemos, en determinadas ocasiones, el Reglamento en el vestuario y que utilicemos el sentido común, etc. No es acertado contestar a nadie, ni entrar en polémicas, porque no se va a convencer a los forofos que siempre se creen con la razón, ni a los jugadores que están a mil revoluciones/minuto. Está claro, si ganan, se acabaron todos los males, eres el mejor árbitro del planeta y todo serán parabienes y bonitas palabras.

–Te lo tienes muy calladito, no te voy a pedir nada, jejeje, el Sr. Olavarría os regala cajas de galletas “María” Fontaneda, -“...qué buenas son las Galletas Fontaneda”-. ¡Qué ricas! -recordó su madre. 

–¡Piii…! José Luis, es un currante nato, trabaja en una oficina bancaria del centro de Santander, y en su tiempo libre, además de arbitrar partidos de fútbol, representa a esa firma comercial de Aguilar de Campoo. Camino de Madrid, me gusta parar en esa localidad palentina a tomar un café, por supuesto, acompañado del surtido de galletas “Fontaneda”, jejeje, para untar en la leche. Olavarría, si se lo encargas, hace muy bien los recaos, te trae de las islas Canarias, a precio de saldo, relojes de marca japonesa, silbatos “Valila” italianos, cronómetros o cartones de tabaco rubio americano para los fumadores. En el archipiélago canario, estos pequeños lujos, son más económicos, “Hacienda somos todos”, jejeje, pues no pagan impuestos a la Agencia Tributaria y Fiscal como el resto del territorio nacional.

–¿Los equipos de fútbol nacional, jejeje, también os hacen regalitos? –cuestionó Esperanza-. ¿Verdad…?  

–¡Piii…! El FC Barcelona es un club generoso a pesar de la fama de roñosos y tacaños que tienen los catalanes, pero para evitar suspicacias y malos rollos, la Federación Española de Fútbol, jejeje, ha prohibido que los equipos hagan regalos importantes a los árbitros y, jejeje, a los porteros de los equipos rivales. El Real Madrid no es tan espléndido con el gremio arbitral como la gente cree. Mira, que yo sepa, nunca nos pagaron un viaje a la playa de Copacabana de Río de Janeiro ni un safari al Parque Nacional de Serengueti africano, jejeje, como hacen los laboratorios farmacéuticos con los médicos de la Seguridad Social. Los árbitros, no lo dudes, lo más importante es poder dormir por la noche a pierna suelta con la conciencia tranquila, ni se compran ni se venden, somos pobres pero honrados, ni tenemos tarifa como las berzas o las coliflores del mercado central de cualquier ciudad, tampoco conviene aceptar invitaciones de los directivos de los clubes, “la mujer del César además de ser honesta, tiene que parecerlo”, ni antes, ni durante, jejeje, ni al final de los partidos.

Si hace mucho frío, con la mejor voluntad, los delegados de equipos modestos llevan al vestuario arbitral, se agradece, jejeje, para calentar el cuerpo, chupitos de brandy o carajillos, hip, hop. Ya sabemos lo que pasa, así es el fútbol, si vencen y quedan campeones, eres el mejor árbitro de la galaxia universal, no paran de darte abrazos, apretones de manos y hasta besos, jajaja, te acompañan hasta la salida de las instalaciones deportivas, y si hace falta, jajaja, te abren la puerta del conductor y el maletero del coche; pero si pierden, prepárate, jajaja, te dicen que no tienes ni idea, que no has leído el Reglamento en tu vida, que no sabes lo que pitas, retírate, dedícate a la poesía o al cante flamenco, bla, bla, bla…. A lo peor, puede pasar, como mínimo, que te obliguen a ducharte con agua fría, qué casualidad, precisamente, ese día que no les pitaste un penalti a favor se avería el calentador, y también cobrar el importe del recibo en monedas de peseta de la taquilla, <para que cuentes, jejeje, que es para lo único que vales, “pesetero”>. Por eso, para no encontrarte en esta tesitura, cumpliendo la normativa federativa, se admiten talones con fondos, jejeje, es mejor cobrar el recibo antes de comenzar los partidos.

FELIPE BADÍA