El máximo accionista del Racing concede su primera entrevista larga al propio club
El máximo accionista del Racing de Santander, Sebastián Ceria, habló sobre su desembarco en el club y su vida.
Lo hizo para los propios medios del club. Una novedad. Bajo el nombre de Sonderklass, la cafetería desaparecida ubicada en el Paseo Pereda donde se decidió constituir al club de manera formal en 1913, un programa de entrevistas en profundidad que se emitirá a través del canal oficial verdiblanco en YouTube, así como en las plataformas iVoox y Spotify cada semana. Al frente está el director de comunicación de la entidad, Roberto González.
El empresario rebosa optimismo en este arranque de proyecto y eso que la entrevista se grabó antes del 4-0 endosado al Eibar. “Paso de hacer negocios a hacer feliz a la gente. Me ha cambiado la vida en dos meses. Para mí el dinero es un medio para un fin. Si tu fin es la felicidad personal y compras un avión o una casa más grande creo que al final no vas a ser feliz, pero sí lo utilizas para hacer cambiar a la gente y darles felicidad puedes disfrutar más… No soy altruista y claro que voy a vivir en un buen sitio, pero cuando tienes todo eso cubierto, qué haces con el resto”, explicaba. “Nunca me gustó la palabra millonario”, recalca. Y es cierto que parece una persona absolutamente normal y cercana. No es ningún divo, aunque ahora le pidan autógrafos después de los partidos.
El hispano-argentino
hizo fortuna con un modelo matemático para diversificar fondos de inversión en
Estados Unidos, pero también tuvo unos inicios duros en los que no sobraba ni
un dólar. “Tuve mala y buena suerte, pero fui muy inteligente cuando tuve buena
suerte y lo aproveché”, comentaba con su visión matemática de la buena o mala
fortuna que ya explicó en su discurso a los jugadores en el autobús.
Ceria contó que cuando
dejó de ser profesor en Columbia para emprender con una nueva empresa pasó
apuros. Durante un tiempo compaginó los dos trabajos y hubo malos momentos por
las crisis financieras o el ataque a las Torres Gemelas. Su empresa, Axioma,
tenía sede en Nueva York. “Había compañías más grandes y con más experiencia que
nosotros, pero quizá no tuvieron la creatividad que tuvimos nosotros... Yo no
tenía dinero, llevaba una vida austera de alquiler en Manhattan. Cuando llegó
un socio inversor en 2008 ese dinero me dio la oportunidad de hacer cosas, pero
la empresa empezó de cero. Recuerdo que fui solo al Ikea a comprar los muebles cuando
empezamos”, detalla.
También explicó que no
pagó al completo el edificio de la facultad de matemáticas de Buenos Aires. “Hice
un aporte inicial y luego el Gobierno lo financió. Se inauguró después de la
pandemia. Sí convencí a un arquitecto de fama internacional de que donara su
trabajo para este proyecto que costó mucho sacar adelante”, apunta.
Ahora reside en Londres y la “idea es venir a Santander cuando se pueda. Vamos a actuar con verdadero profesionalismo y habrá que trabajar duro. Hay mucho por hacer. Pedimos disculpas por la situación, sea o no culpa nuestra asumimos la responsabilidad de arreglarlo. Participaré lo más que pueda en el día a día. Primero aprendiendo, no vengo de este negocio. Soy un fan de fútbol, eso no quiere decir que sea un gran dirigente de fútbol. Tenemos la experiencia de Manolo. Tengo total confianza en la dirigencia, en Manolo y todos los que se han incorporado”. Intentará no perderse ni un partido y estar al tanto de la actualidad de la entidad. “Lo más importante es el Racing, no soy yo. Vengan a la cancha, háganse abonados. El club debe ser referencia de la región, de Cantabria. Queremos ser un modelo en muchos sentidos y lo vamos a hacer. Para poder tener éxito hay que creérselo”, espeta.
Tal vez esa desbordante fuerza para el optimismo fue lo más destacado de la charla. Sebastián Ceria pone alas al
Racing para que vuele y sueñe a lo grande. Ojalá que no como Ícaro. “Queremos llegar a Primera o ganar la UEFA o
la liga, creo que es posible. Suspender la incredulidad. Es algo que yo digo mucho. Podemos lograr las
cosas, lo que nos propongamos. Está en nosotros. Un poco de fortuna aquí o allá,
pero si trabajas bien no hay que dejar de soñar. No hay que ponerse objetivos
bajos o poco ambiciosos”, asegura convenido esa máxima de anuncio de zapatillas
deportivas. El club debería lanzar ya camisetas con el lema 'Suspender la incredulidad'. Libertad para soñar.
“El éxito deportivo es esencial, claro. El
fútbol tiene una parte aleatoria, pero se lo decía a los jugadores, cuanto más
profesionales seamos mejor nos irá. Vengo del mundo financiero y también es un
mundo muy aleatorio. Tengo experiencia con este tipo de cosas. Es un proyecto a
largo plazo y no puede depender solamente de resultados deportivos, hacen falta
otras fuentes de ingresos para poder sostener económicamente la institución. La
felicidad de los últimos días si la puedo prolongar en el tiempo, mejor. Pero
vamos paso a paso. Hay mucho por mejorar y construir. Me entusiasma el proyecto
deportivo con Mikel Martija, José Alberto y Gonzalo Colsa en la cantera”, afirma.
Sebastián Ceria ya anuncio que el histórico,
soñado y deseado partido amistoso con el Racing de Avellaneda será una realidad
más pronto que tarde. El racinguita al cuadrado lo tiene claro: “Soy hincha del
Racing de Avellaneda y viví ese racinguismo. Hay muchas similitudes y es algo fortuito
porque no deja de ser un nombre. Tiene que ver con ese sufrimiento que tuvo el
Racing de allá con 35 años sin ser campeón y un descenso, estar en la quiebra,
malos dirigentes… y la afición se hizo fuerte. En Santander pasa lo mismo”. La
Academia es uno de los grandes de Argentina. Ceria ya iniciado contactos para
emprender colaboraciones entre ambos clubes y ha hablado ya de ese partido.
“De aquí a un año que la gente me juzgue. Las palabras son gratis”, dice. Y es cierto que habla muy bien. Transmite seguridad e ideas claras. “La gente me ha recibido con un cariño impresionante. Lo he leído en las redes o me lo han dicho en la calle. Han creído en mi palabra para soñar con optimismo y eso me llena de orgullo y agradecimiento”, contaba con sincera emoción.
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