Así afectó la tragedia del incendio de Santander al Racing
En 1941 Santander
sufrió dos tragedias: el incendio que devastó su casco histórico y una
posterior reconstrucción nefasta dirigida por políticos ineptos y empresarios
avariciosos.
En esa cuestión no han cambiado demasiado las cosas 75 años después… Importa más el bolsillo propio que una buena gestión o planificación de la ciudad. La fiebre de las conmemoraciones es lo que se lleva en Santander este otoño-invierno, ya sea un incendio o una explosión que dejó más de mil muertos, lo importante es celebrar, proyectar vídeos, presentar infografías y que todo sea muy 2.0 y fotogénico… ¡Y no ponen casetas con pinchos flambeados de milagro! Las empresas habituales se esmeran, no siempre con éxito, en la labor encomendada. Repartir es pecado.
En esa cuestión no han cambiado demasiado las cosas 75 años después… Importa más el bolsillo propio que una buena gestión o planificación de la ciudad. La fiebre de las conmemoraciones es lo que se lleva en Santander este otoño-invierno, ya sea un incendio o una explosión que dejó más de mil muertos, lo importante es celebrar, proyectar vídeos, presentar infografías y que todo sea muy 2.0 y fotogénico… ¡Y no ponen casetas con pinchos flambeados de milagro! Las empresas habituales se esmeran, no siempre con éxito, en la labor encomendada. Repartir es pecado.
Desde racinguismo.com
también me quiero sumar a esta estúpida conmemoración del desastre y a la
lluvia de suplementos sobre el incendio, aunque estas líneas están referidas al ámbito del fútbol,
por supuesto. No he podido resistirme. ¡No vamos a ser menos y somos igual de tontos,
o incluso más que aquí no cobramos! Dentro de 75 años espero estar en la fiesta
tecno de recuerdo de los temporales de 2016 y dejarme llevar por las
espectaculares olas digitales en los simuladores del Metro-TUS.
El incendio de
Santander afectó muchísimo al Racing, aunque fuese de manera indirecta. No podía ser de otra manera. Obviamente,
las llamas ni se acercaron a los Campos de Sport de El Sardinero, pero el club
atravesaba una complicada situación económica y con la ciudad asolada no había
dinero para nada. Para el fútbol, menos.
La temporada
1940/1941 fue horrorosa para el racinguismo, que se quemó por dentro de desesperación igual que
las viviendas. Ni siquiera el fútbol pudo levantar la moral de los ciudadanos y
darles alguna alegría o distracción. Al final, todo es cuestión de ilusión... y
entonces en Santander había muy poca.
El equipo militaba
por primera vez en Segunda División y la Guerra Civil había dejado al club al
borde de la desaparición. No había dinero y la plantilla se había desmantelado.
La posguerra con Europa envuelta en la II Guerra Mundial, un panorama gris.
El presidente del
Racing, Rafael Pombo, buscó los apoyos del Ayuntamiento de Santander y del
Gobierno Civil para tratar de que el club recuperara la máxima categoría, eso
no ha cambiado en la actualidad… El dirigente racinguista logró arrancar del
gobernador, Carlos Ruiz García, la promesa de una ayuda económica que nunca
llegó a materializarse debido al desastre de las llamas. Todos los recursos
públicos tuvieron que destinarse a la reconstrucción de la ciudad, lógicamente.
Esa campaña estuvo
repleta de desgracias, Saras, el goleador y la gran figura del equipo, se
fracturó la tibia y el peroné y se perdió más de media temporada. El club
perdió su denominación por decreto y pasó a ser el Real Santander, aunque los
aficionados siguiesen llamándole Racing. El equipo terminó sexto de su grupo en
la división de plata muy lejos del objetivo del ascenso y cayó a las primeras
de cambio en la Copa ante el Racing de Ferrol. Una temporada para olvidar.
Ya sabrán por activa
y por pasiva que el incendio se inició en la madrugada del día 15 de febrero en
la calle Cádiz. Las casas tenían tejados de madera y estaban apiñadas en el
centro de la urbe, entonces con unos 100.000 habitantes. Los vientos huracanados de 140 kilómetros por hora hicieron el resto. Todo el centro se convirtió en cenizas, aunque
no hubo que lamentar víctimas mortales. Solamente falleció una persona, un
bombero, aunque se supo de su muerte tiempo después.
Al día siguiente, el
domingo 16, debía de jugar el Racing ante su homónimo de Ferrol. Evidentemente,
el partido se aplazó con la ciudad en estado de emergencia y todavía las llamas
sin extinguir. Ardieron unos 400 edificios, en torno a dos mil viviendas y
el daño material, económico y moral fue brutal. Todo el centro histórico de
Santander despareció para siempre.
El centro de reunión
habitual del racinguismo, la Plaza Vieja, desapareció por completo pasto de las
llamas. Afortunadamente, Carlos Iruretagoyena (jugador
del primer Racing y secretario del club) tenía las actas fundacionales de la
institución en su casa y gracias a eso se salvaron de ser pasto de las llamas.
Guardó durante años como un tesoro, que lo eran, esas actas y sus cuadernos con
todas las alineaciones, cartas y otros documentos que conforman la historia
primigenia del Racing.
La semana posterior
al incendio el Racing tuvo que continuar con la competición, pese a que todo el
equipo estaba todavía conmocionado. The show must go on. Miles de personas se encontraban sin hogar y lo habían perdido absolutamente todo y el Racing tenía que jugar en
San Sebastián. El conjunto santanderino portó brazales negros en Atocha y el
público donostiarra tributó una gran ovación de ánimo y condolencia. Eso sí, en
el césped no tuvieron compasión deportiva de los cántabros: 7-2.
Todo el fútbol
español se sumó a la causa de ayudar a Santander con diversas iniciativas para
recaudar fondos. En Vallecas se disputó un amistoso con ese fin entre el
Atlético Aviación, con tres santanderinos en el once, y el Real Madrid. Ganaron los
colchoneros 3-1. Y en Barakaldo el Athletic venció al Racing 3-0 en otro
emotivo encuentro para ayudar a los damnificados.
Aprovechado que la
Copa (entonces se disputa al acabar la Liga) emparejó a los dos Racing se
acordó que el partido aplazado sirviera también para la competición del KO, ya
que tampoco alteraba para nada la clasificación liguera. Restaban solamente otras dos jornadas para concluir el campeonato. Ha sido la única vez en la historia del fútbol español que un mismo encuentro sirve para las dos competiciones. Terminó con empate a uno. En el partido de
vuelta ganaron 5-0 los gallegos y pasaron de ronda.
La pretemporada de la
campaña 1941/1942 comenzó con varios partidos amistosos para recaudar fondos
destinados a los damnificados por el incendio porque la tragedia tardó años en repararse. El fútbol español se volcó para
atenuar la catástrofe. Por ejemplo, el Sporting de Gijón y el Real Oviedo
disputaron un encuentro cuya recaudación se entregó a Santander. El Athletic se
desplazó a Santander devolviendo la visita de Barakaldo y con la misma idea de recaudar algo de dinero para los más afectados. El equipo vizcaíno,
plagado de suplentes, cayó 3-1… Había que levantar la moral de los
santanderinos.
La precariedad de la
sociedad santanderina con una posguerra agravada por el incendio hizo imposible que su club de fútbol fuese poderoso. Nueve años estuvo el equipo montañés alejado de la Primera División. El centro de la ciudad fue un páramo de solares vacíos plagados de hierbajos durante años Al final, un club deportivo no deja de
ser un reflejo de la tierra en la que se asienta. El desastre deportivo vivido
aquella temporada no es comparable con el drama que sufrió la parte más
desfavorecida de la ciudad. Porque el incendio de Santander, como siempre, lo
sufrieron sobre todo los que menos tenían.
El incendio no sólo
afectó al Racing también lo hizo al fútbol cántabro en general. Además de las penurias
económicas y la escasez de recursos hubo una rémora administrativa importante
originada por la tragedia. La Federación Española aprovechó para realizar una
polémica reestructuración de sus territoriales… Siempre con la sombra de los
intereses y disputas por el poder de fondo. Con la excusa de los problemas causados por
el incendio, a la Cántabra le quitaron dos provincias que también administraba,
la de Palencia y la de La Rioja, que pasaron a depender de la Asturiana y
de la Guipuzcoana respectivamente. Una vez reducida la jurisdicción de la
Federación de Cantabria, que seguía incluyendo la provincia de Burgos, se
decidió el 7 de mayo de 1941 que la Federación de Asturias se hiciese cargo de
la de Santander, debido a la precariedad económica tras el incendio. Así nació
la Federación Astur-Montañesa, con sede en Oviedo y una mera delegación en
Santander. La pérdida de autonomía nunca resulta positiva.
Fran Díez
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