El serbio explicó su paso por el Racing cargando contra el que fuera su entrenador en Santander: Marcos Alonso
El futbolista serbio seguramente no tenía ni idea de la grave enfermedad que sufría el santanderino desde hacía dos años y que finalmente terminó con su vida.
El serbio cuenta a Sergio Gómez en Relevo sus líos con Capello en un Real Madrid convulso y su desembarco en el Racing. Los líos entre Valdano y Sanz hicieron que recalara cedido primero en el Sevilla. En el verano del 96 volvió a la casa blanca y se topó con el técnico italiano con el que tuvo un desencuentro muy fuerte. En el mercado de invierno se había preparado un amistoso contra la Sampdoria en el Bernabéu en diciembre para que le vieran varios clubes que querían tenerle cedido y Capello le dejó en el banquillo con el consiguiente lío con el presidente... El entrenador le sacó en banda derecha y en los últimos minutos y Rambo acabó propinando un puñetazo a Pesaseri en un trifulca ya con el encuentro finalizado. Como colofón ofreció una rueda de prensa para disculparse en la que cargó contra Capello. Fue entonces cuando comenzó la búsqueda desesperada de equipo para sacarle del vestuario.
El Mallorca le quería en Segunda, pero Lorenzo Sanz no se podía permitir que un fichaje llegado con la vitola de estrella acabase jugando en la división de plata. “Fui un niño que no sabía en ese momento la importancia de que te quieran y no te quieran. Y apareció el Racing de Santander. Yo estaba en mi casa, jugando a las cartas con mi amigo Juan Carlos Pedraza -exfutbolista del equipo cántabro-, y suena el teléfono. Le llama el entrenador, Marcos Alonso, el Pichón. Me lo pasa y me dice que a ver si voy allí, que necesitaba ir a UEFA. ¡La hostia! Yo le dije que necesitaba ritmo y me respondió: 'Qué ritmo ni cojones, que tú vas a jugar aquí con una pierna'”.
Tanta confianza del míster le hizo aceptar la oferta sin pensarlo mucho: “Mientras que el Mallorca quería pagar 20 millones de pesetas más la prima, me fui al Racing sin querer nada. Lo único que pedí fue librar el 23 de marzo porque me iba a casar, mi novia estaba embarazada. Me dijeron que no pasaba nada, que me ponían un avión particular. Bien. Al día siguiente fui a Santander con mi agente y nos presentamos en el hotel donde el Racing estaba concentrado para un partido de Copa. Viene Marcos, me lo presentan... Me dice "hola" y se va. ¿Dónde está el tío que habló el domingo por teléfono diciéndome media hora de todo?”.
El serbio sigue relatando que no jugaba nada y que Marcos tampoco le explicaba nada: “Después del Camp Nou me dice que quiere hablar conmigo. Empezó elogiándome. Que yo era muy bueno, el mejor jugador que tenía, con un talento de la hostia… pero que mi actitud no le gustaba. Respiré y contesté: "Puede ser. Dime lo que no te gusta y si me parece bien lo cambio y si no, pues también. Al menos para saber dónde estamos". Y me dice que no lo sabe. Insistí y me respondió lo mismo, que no lo sabía. Espere por tercera vez. Y repetí todas las palabras. Cuando le pregunté qué es lo que no le gustaba, me volvió a decir eso de "no lo sé". Quería matarle, le dije de todo, le chillé de todo: "No juego más, me quedo en casa, jugaba más partidos en el Madrid". Y me fui. Pensaba que me iban a cargar, pero en el siguiente encuentro me metió a jugar. Al otro también. Hasta que vinimos al Bernabéu…”. Para ese partido estaba especialmente motivado, pero según relata el serbio Marcos Alonso le pidió que se reservara para la siguiente cita del equipo: “Me pide que no sea titular ante el Real Madrid para jugar el miércoles contra el Celta, en un partido de Copa que teníamos que remontar... Y pensando que si me negaba era capaz de no dejarme salir ni un minuto contra Capello, acepté. Al final sí me metió en el segundo tiempo y tuve una ocasión de la hostia. Casi meto un golazo. Jugamos luego contra el Celta, perdimos y nos eliminaron de la Copa. Y ese fin de semana tenía que casarme. Así que me fui. Me fui el domingo, en el partido, ¡pero volví el martes! Y cuando llegué, la prensa me empezó a acusar de que yo había abandonado al equipo. Y nunca más volví a jugar. Esa es la historia”.
El Racing perdió 2-1 en Riazor. El gol de la victoria de los gallegos lo anotó un brasileño famoso por su fracaso en España, que también había sido un refuerzo de invierno: Renaldo Lopes. Sí, el mítico Renaldiho. Luego jugó en Las Palmas, Lleida y Extremadura, también con escaso bagaje goleador.
COMENTA LA NOTICIA